Libertad D espierto asustada, el hondo ruido que provocan tus pisadas se clava en lo más profundo de mi corazón. Ese pequeño órgano donde antes habitaban las mariposas y ahora solo tiene cabida la desesperación cubierta por un manto de miedo. Una lágrima, con sabor amargo, resbala por mi mejilla deslucida y seca. Lágrima provocada por el recuerdo dormido de aquellos días en los que fui incapaz de apreciar la cruda realidad. Días en los que me dejé agasajar y convencer, queriendo creerte solo a ti, mi príncipe azul, mi carcelero. No quise escuchar los indicios que me decían que no acabaríamos bien, prohibí a mi madre hablar cuando intentaba avisarme sobre ti. «Ilusa —pensé—, qué sabrá ella que nunca ha conocido un amor como el mío.» Me encerraste en tu castillo. Con el paso de los años, sus paredes y sus torres se fueron convirtiendo en la cárcel donde nadie veía mi sufrimiento. —¡Mátame, acaba conmigo! —Te grito al verte entrar de nuev...
Un espacio para mí y mis mariposas azules. El amor y el día a día será parte de nosotros.