Últimamente, escucho
con demasiada frecuencia y con un tono bastante despectivo “hoy que es tan
fácil ser escritor cualquiera escribe en sus ratos libres”.
Y me pregunto si una
frase así nace de la envidia por no ser capaz de hacerlo, o de la ignorancia por
no saber lo que en realidad supone llegar a escribir un libro.
El verdadero escritor,
¿pública o autoedita? Esa es la cuestión.
Quien comparte este
mundo de la escritura sabe de lo que hablo cuando digo que escribir un libro no
es una labor fácil que se hace en los ratos libres. Siento decepcionar a quien
piense que así es. Hacer un libro supone llevar una cantidad de horas dedicadas
a todo un proceso, que comienza dando forma a la idea de lo que quieres contar
y termina con las cientos de veces que tienes que leer cada frase para intentar
que todo esté perfecto, y digo intentar porque no es tan fácil cómo parece.
Solo por esto se
debe tener un gran respecto por esa persona que decide escribir y publicar.
Y de esta reflexión
me nacen varias cuestiones:
¿Qué es ser escritor? ¿Qué tiene más prioridad la calidad literaria o la demanda del mercado?
¿Qué es ser escritor? ¿Qué tiene más prioridad la calidad literaria o la demanda del mercado?
Dos cuestiones que
se convierten en el eterno debate, al que no sé si algún día llegarán a un
acuerdo escritores publicados y escritores autopublicados. Otro sendero lleno
de espinas.
En cuando a la
primera pregunta desde mi opinión; un escritor es una persona con una gran
necesidad de plasmar sus ideas en papel. No estamos hablando simplemente de
rellenar páginas, el escritor tiene que tener algo que contar, poseer un mundo
interior que sobresale y necesita ver la luz. Plasmar historias capaces de sorprender
y emocionar al lector, es por tanto una persona capaz de evolucionar y de
mejorar día a día en su manera de comunicar.
Hay quien dice; que
si se tiene público uno ya se puede considerar escritor. La consagrada escritora
Rosa Montero opina:
“Uno es escritor porque no puede no serlo. La necesidad
es lo que te hace un verdadero escritor, pero no quiere decir que te haga un
buen escritor...”
Llegamos a otra de
las partes más peliagudas de este tema. La calidad literaria y por qué se llega
a considerar a un escritor bueno o malo.
En este tema quiero
empezar puntualizando que publicar no es nunca sinónimo de calidad. Dicho esto,
entramos en la peliaguda pregunta: ¿Qué te
hace ser un buen escritor?
En cierto modo, los
escritores profesionales se sienten asustados, no por la cantidad de autores
que florecen últimamente, yo creo que lo que más les asusta es el saber que la
calidad no encaja siempre con la demanda, y quizás ya no es tan fácil colocar sus
ejemplares en los números uno de ventas.
¿Se siente
amenazados? ¿Deberían estarlo?
Teniendo en cuenta
que la literatura es un producto, creado por el hombre, que ofrece una imagen
de nosotros mismos, estamos condicionados a la ley de la oferta y la demanda y
por tanto, solo el tiempo en su divina sabiduría decidirá qué obras son buenas
o malas.
Es por ello, quizás,
que el tiempo y los lectores decidan qué escritor es bueno o malo, aunque no
nos guste su decisión.
¿Qué es escribir?
Escribir es crear arte, del mismo modo que lo
hace el músico o el pintor. Y también existen muchas personas dedicadas a la
música y la pintura y el gremio no se siente tan amenazado como el del
escritor. Quién sabe si es porque se tienen que acostumbrar a los cambios donde
el arte de publicar un libro ya no solo responde al azar.
La autopublicación
abre unas puertas sorprendentes desde el punto del lector, pues nada como poder
elegir qué o a quién leer sin dejarse llevar por lo que las grandes editoriales
marcan.
Pero autopublicar no
es algo nuevo y no es señal de baja calidad literaria. No existen libros buenos
o malos, todo depende de la exigencia del lector en el momento de entregarse a
la lectura. Partimos, además, de la base de que existen muchos libros buenos
sin oportunidad en las editoriales.
Sabemos que muchos
de los considerados grandes escritores como lo es Borges comenzaron pagando la edición de su primera obra y no fue el
único. Por lo tanto, no creo que eso sea subjetivo.
En lo que imagino
que estaremos de acuerdo es en que es importante publicar, pero más importante
es escribir, pues la condición de escritor está ligada a la práctica y no
debemos dejarnos deslumbrar por la facilidad de publicar y sí por intentar
mejorar libro tras libro.
Lo que sí creo es
que el escritor debería centrarse en crear y olvidarse un poco de los
gratificantes masajes de ego que parece ser están por encima de todo lo demás.
Para finalizar,
decir que no entiendo a la gente a la que le molesta que los escritores acudan
a las ferias de los libros a ofrecer su obra, a contactar con el lector. Como
ya dije antes, nos guste o no, una novela es un producto y como todo producto
necesita tener visibilidad para que el cliente lo conozca y lo descubra.
Dejemos de sentirnos
amenazados, porque eso muestra nuestra inseguridad, y dediquemos nuestra
energía a crear obras que emocionan al lector y que sean dignas de ser
adquiridas.
Luego cada cual que
decida de si entra en los que tienen pudor de llamarse escritor o el ego de
considerarse escritor.
Yo por mi parte
siempre me gustó más llamarme contadora de historias, quizás porque me da pudor
la etiqueta de escritora.
No me canso de dar las gracias por revolotear por la buhardilla y haceros eco de mis reflexiones y locuras.
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